Teresita Chuecos, arquitecto que encontró su pasión en la repostería. Se encuentra en Madrid, luego de una gran trayectoria en Venezuela, al alcanzar la fama utilizando sus criterios profesionales en la repostería
Por: Jesús J. Prieto
Una torta que asemeja ser un vestido de novia en movimiento, da la bienvenida al atelier Teresita Chuecos Cake´s Desing. Colores azul menta y suaves tonos turquesa envuelven aquel local de la calle Serrano de Madrid. De la cocina sale un suave y dulce olor a fondan y por todo el atelier recorre una amplia colección de tortas.
Al fondo en una esquina, sentada en su escritorio mientras atendía a unos clientes, esta aquella mujer que veíamos por Venevision, todos los sábados en la tarde. Muestra la misma sonrisa que cuando sorprendía a una pareja recién casada en el escenario de Súper Sábado Sensacional. En ese momento no sabíamos, si la novia recién casada comenzaba a llorar de la emoción por haber consumado lazos con el amor de su vida o por tener en su banquete de bodas una torta diseño exclusivo de Teresita Chuecos.
Teresita Chuecos en su atelier
Son las doce del mediodía madrileño, el sol invernal se topa con los tonos azules mentas del atelier. Teresita sigue hablando con los clientes interesados en su arte de los cups cakes. Finaliza su conversación y se dirige a la cocina a darle los toques finales a una de sus tortas. En ella relucía la elegancia, vestía una blusa de terciopelo atigrada, pantalón ceñido y unas botas marrones que le llegaban hasta la rodilla. Pasan diez minutos y vuelve a la silla azul menta donde estaba inicialmente.
Esta venezolana transcurrió su vida en Caracas y cursó sus estudios en el colegio Teresiano del Paraíso. Los pasillos de ésta sede fueron escenario de todos los diseños, dibujos y carteleras que hacia Teresita, quien desde pequeña destacaba su talento y afición por el diseño. “Recuerdo que era terrible, cuando íbamos bajando las escaleras para ir al recreo, yo me colocaba unos zapatos de tap y comenzaba a zapatear, el cura y las monjas no me soportaban, pero nunca me suspendieron del colegio porque yo era la que hacia todas las carteleras”.
“¡UCV, la grande!” dijo Teresita, quien conserva su admiración por la Universidad Central de Venezuela, en donde realizó estudios en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo en la década de los 60 y conquistó en el Aula Magna el título de Arquitecto. Baja el rostro, se toca las manos y vuelve la mirada y dice: “cuando todo era bonito, cuando todo era diferente, ya la UCV no es la de antes”.
Llegó a ejercer como arquitecto en Venezuela, junto a su esposo Alfonso Chuecos. Tenían proyectos en casas particulares, en petroleras (Lagoven y Amuay) y edificios de construcción francesa en los años 80. Nadie se imaginaba que Teresita pasara de diseñar edificaciones y complejos industriales a realizar tortas de diseño propio.
Teresita Chuecos, muestra creatividad en su rostro cuando habla con alguien, tiene los ojos muy abiertos y está atenta a cualquier detalle de la conversación. A simple vista refleja su capacidad de crear y dar vida a obras y diseños exclusivos y de gran magnitud, sin duda es una mujer que porta el talento arquitectónico que un profesional del diseño y construcción debe poseer.
Confiesa que nunca se aburrió de la arquitectura, siempre fue una profesión que realizó con gran dedicación. Solo el amor pudo hacer que Teresita dejara de hacer algo que le gustaba. Cuando trajo al mundo a su hija Madeleine, decidió quedarse en su casa y encargarse de ella, pues siempre quiso una niña y mostraba sus celos de madre por ella.
Una torta de la Sirenita de Disney, fue la culpable de que Teresita entrara en el mundo de las tortas, los cups cakes y macarons. Tener una niña, hizo que sus niveles de exigencia se elevaran. “Busqué a alguien q me hiciera una torta, de la sirenita, elabore un diseño y todas las reposterías me la rechazaron. Decían que eso se caía, que se derretía y yo me sentía un poco frustrada”.
Realizó un seminario de técnicas avanzadas, donde estaba rodeada de profesionales y Teresita nunca había amasado ni mucho menos horneado una torta, pero logró hacer el mejor diseño de todo el curso. Con los conocimientos que adquirió en el seminario y sus criterios arquitectónicos logró hacerle la torta de cumpleaños a Madeleine. “Yo era feliz porque hice la torta de La Sirenita, se corrió la voz en caracas, porque era una maqueta con corales y efectos de agua.” Los ojos atentos de Teresita brillaban y su sonrisa perenne se resaltaba. Era un arquitecto haciendo una maqueta con lo que se come.
Nunca pensó que iba hacer tantas tortas en su vida, todo era un juego y distracción mientras estaba en su casa encargándose de su hija. Hasta que les hizo una torta de matrimonio a unos amigos de su esposo, que causó sensación en todo el banquete; un ejecutivo de Venevision vio la torta y enseguida avisó al canal de ésta maravilla arquitectónica hecha en torta que estaba observando. Desde ese entonces Teresita Chuecos comenzó a relucir.
Grandes niveles de exigencia se dan a conocer en todo lo que realiza, cree más allá de la perfección. Su amplia creatividad ha hecho que no se fije en lo que existe, afirma que nunca ha podido tomar algo como ejemplo. Llevándose las manos a la cabeza dice: “no sé qué me pasa, no hay nada que me satisfaga”.
Entre tantas reposteras en Caracas, Teresita no entendía que le veían a ella. Pero tal era su imaginación y empleo de elementos arquitectónicos en las tortas, que para el comienzo de los años noventa fue una sensación. Comenzó a montar las tortas sobre cristales, diseñaba sus propias mesas, incorporaba un paisajismo e iluminación. “Como arquitecto, en mis diseños siempre tenía que incorporar elementos como si estuviera haciendo una casa.” Antes de hacer cada torta, teresita elabora un plano, para que todas sus unidades estuvieran perfectamente plasmadas.
Torta de cubierta de chocolate de Teresita Chuecos
La perseverancia, exigencia, creatividad y búsqueda de la perfección hicieron que Teresita estuviera dieciocho años en la televisión venezolana, donde mostró más de quinientas tortas, aportara sus diseños a más de cinco mil bodas, llevara su producto a todos los rincones de Venezuela y lo exportara a países de América y Europa.
Teresita se considera habilidosa, cuando vivía en Caracas, su casa en Prados del Éste había sido diseñada por ella y su esposo, con un estilo Europeo-Americano y todas las figuras que la adornaban habían sido de su creación. “Yo tengo una manera de ser, lo que aprendo no lo ejecuto como algo nuevo, sino que lo trato de modificar para lograr algo mejor”. Considera la repostería como un “gran laboratorio” donde siempre hay que estar experimentando, se sonroja y dice que todo lo que ella experimentaba le salía bien a la primera.
Todos los componentes de las tortas de Teresita Chuecos, son elaborados por ella, no busca recetas de libros, antes de realizar un diseño nuevo, toma un tiempo para experimentar y probar los ingredientes.” Los rellenos son hechos por nosotros, las combinaciones como me apetezcan y si veo que hay algo ya utilizado en un área no lo hago, no quiero ser cara común.” Le gusta que su producto sea único y exclusivo, para que la persona que lo pruebe, se le quede el sabor.
La situación actual de Venezuela la hizo tomar la decisión de dejar su atelier del centro comercial Paseo Las Mercedes en Caracas. Le aterraba no conseguir la materia prima para la elaboración de sus tortas, además que la inseguridad reinante en la ciudad, hacía precaria la calidad de vida de su familia y ella.
Hace tres años fijó su residencia en España, donde la han recibido con los brazos abiertos, por llevar un producto innovador, pues en ese país nunca se ha llevado a cabo la repostería con los criterios de diseño y arquitectura que utiliza Teresita.
Torta con forma de flor de Teresita Chuecos
Llegó un poco insegura a España, porque pensaba que todo lo que ella sabía no era suficiente. Hizo seminarios en Barcelona, con los mejores reposteros y descubrió que estaba pisando fuerte.
Con mucha seguridad dice que si en Venezuela tuvo la creatividad abierta con la escasez de insumos, lo que va a logra en España va a ser lo máximo. “En Venezuela fui la única que montaba torta sobre mesas de hielo, ahora aquí tengo la mente volando”. Dijo, expresando estar muy segura de sí misma.
Teresita sentada en su amplia silla color azul menta, luce muy relajada, optimista y positiva. Dice que todos sus días están inspirado por los novios, tratar con parejas que portan diferente estilos. Además se siente complacida de estar en Europa. “En América tenemos los castillos de Cartón aquí los tenemos de verdad” dice entre risas.
Nada la desanima, dice que todos los días son diferentes y emocionantes, pero explica que al ver una película que refleje la injusticia del mundo, se deprime. Le gusta sentir todo al máximo, por eso prefiere la comida mexicana, aunque confiesa que le fastidia comer, le gusta sentir el fuerte sabor del picante.
“En mis tiempos libres disfruto de mi familia, los españoles tienen muy buena vida” dice soltando una carcajada. Se siente muy bien viviendo en España, porque los españoles son como los venezolanos y han valorado mucho su trabajo.
Teresita alega que todo lo que busquemos lo podemos lograr. Yo tengo un defecto, que es que no le digo que no a nada y me he metido en cada compromiso que ha sido bien difícil.” Uno de sus proyectos retos, fue hace catorce años, cuando los Cohen inauguraban el Centro Comercial Sambil, donde tuvo que hacer la maqueta del centro comercial en torta que contaba con tres metros de largo.
Esta artista de la repostería, ha dejado un legado importante en Venezuela, su producto innovador causó revuelo en el país. “Todo el mundo quiso parecerse a Teresita Chuecos, al principio me molestaba pero fue un legado que yo dejé.” El tiempo dirá si vuelve a Venezuela, por ahora seguirá en Madrid y espera que cuando ella no esté, su hija Madeleine haga de Teresita Chuecos, una marca que continúe.